Saturday, September 02, 2006

Un día como hoy

Lo recuerdo tan vivamente como el corillo de una canción que no puedes sacarte de la cabeza. De esas cosas que perduran en la parte trasera de la memoria por días, meses y hasta un día como hoy, cuando transcurre un año.

Era un sábado como cualquier otro. Estaba con Claudia en Plaza Acrópolis, en Caribbean Coffee. Inmediatamente termináramos los “Irish Ice” cafés, iríamos a visitarlo. Tenía muchas ganas de verlo aunque me aterraba mirarlo agonizar. La forma en que había aprendido a esconder sus ojos detrás de los párpados me hacía entender que ya no quería formar parte de este mundo. Pero esta suposición mía la tenía guardada sólo para él y su silencio sin apetito.

De repente sonó mi (809) 440-0050.

- “¿Alou?”

- “Jorgito, es Mami…Papi se murió”.

Sentí como un balde de agua hirviendo me consumía internamente. Arrastraba todo lo que pensaba y me llevaba a pensar lo peor. Sólo bastaron milésimas de segundos para unir una idea con la otra. “¿Mi papá?” me dije a mí mismo, y parece que también lo dijo mi voz.

- “Jorgito, no…es Nano. Nano acaba de morir”.

La confusión se mezcló con una extraña sensación de alivio, alegría y un fuerte dolor de estómago. No era mi figura paterna la que me había dejado, y por ello estaba eternamente agradecido. No estoy listo para despedirlo y creo que nunca lo estaré. Sin embargo me acababan de informar que otra figura en mi vida había emprendido solo una marcha que únicamente caminan los muertos. Miré el reloj. Era las cinco menos cuarto.

Las lágrimas nublaron mi visión, los latidos en mi pecho cambiaron de ritmo y la desesperación por llegar a su lecho me hundía en la ansiedad. Estando allí me atreví a tomar su mano, antes fuerte como la de un luchador y en ese momento tan inerte y fría. No era él. La vida había expirado de su cama, de su bicicleta, de su carro, de su avioneta, de los helados que se comía, de la gente que hacía reír.

El 3 de septiembre del 2005 murió de un paro de amor, falto de oxígeno de cariño y un hambre de incomprensión mi abuelo Gabriel Antonio Ferrer Cuenca. Era un hombre (para mí) sin precedentes, simplemente porque era mi abuelo. Un día como hoy lo recuerdo, igual como lo hice ayer y de la misma manera como lo haré mañana.

1 Comments:

At 9:44 PM, Blogger Big *S* said...

Se lo que sientes un año despues. Lo mismo que sigo sintiendo yo los 31 de Julio desde el 2001.
Un vacio. Ganas de hablarle. De tenerlo por 3 segundos.....

 

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