Tuesday, August 01, 2006

Por los siglos de los siglos, Colón



Miguelito vive en los Tres Ojos. Su mamá es lavandera (oficio en desaparición) y su papá no existe. Ayer desayunó un huevo duro con sal y limón. Las horas del día transcurrieron sin nada para echarle al estómago, salvo una fundita de agua que le regaló el vendutero cuando se percató que el color café con leche del niño se derretía con el Sol. Al caer la noche, Miguelito compartió un vaso de avena con su hermana mayor. Así pasa sus días y sus noches. Apenas tiene 8 años y nunca ha visto el cielo iluminado por la cruz de la inmensa mole de cemento. Por las mañanas Miguelito corretea en la enorme plazoleta que sirve de falda al gran monumento. Sabe que acoge como última morada los restos de un tal Colón, que vino de lejos, montado en carrozas de agua como un dios supremo, y terminó aquí metido, entre plexiglass, mármoles y azulejos.

Jordi vive en Les Corts. Su mamá es enfermera (oficio en decadencia) y su papá es cerrajero. Ayer desayunó una ensaimada de cabello de ángel con un zumo de melocotón. Pasó las horas del día viendo tele, jugando nintendogs y revisando en internet su correo. Al caer la noche, Jordi compartió patatas y huevo con toda su familia en la mesa. Así pasa sus días y sus noches. Tiene 8 años y no sabe que en el mundo hay niños que se acuestan sin cenar. Por las mañanas Jordi va al Cole y recibe clases de historia. Le han dicho que el mundo es redondo, y que un señor llamado Cristóbal Colón (muy posiblemente oriundo de Cataluña, que hablaba catalán y odiaba a los madrileños) fue quien descubrió a América. Sabe que existe (porque lo ha visto) un enorme obelisco que tiene sobre la punta al marinero en falda, señalando un vacío infinito, y que sus cenizas las veneran en la Catedral de Sevilla porque así lo han demostrado unos científicos, mediante pruebas de carbono 14 en los calzoncillos del Almirante.

La verdadera historia es que, al morir Colón, su nuera María de Toledo inhumó su cuerpo para practicar actos necrófilos con el. Al percatarse la Corona, María huye de España con todo y sarcófago evitando la pena de muerte por incurrir en vandalismos sexuales. Buscando un destino paradisíaco, la Toledo recuerda su corta estancia en las laderas del Ozama y decide regresar con premura. Durante el trayecto, se termina la leña que enciende la hoguera para calentar a la tripulación de las frías corrientes de viento oceánico. Es entonces cuando, como última y dolorosa decisión, incineran el cadáver fétido de Cristóbal justo antes de llegar a las costas de Sans Soucí. Para que nadie se enterase de la aberración, María de Toledo ordena esconder las cenizas del Virrey de las Américas en una caja de zapatos de plomo, ubicándola en el extremo derecho del altar de la Primada Catedral. La urna rezaba: "Por los siglos de los siglos, Colón."

"Somos un agujero en medio del mar y el cielo 500 años después. Una raza encendida, negra, blanca y taína. ¿Pero quién descubrió a quién?" prestado de Juan Luis Guerra.

1 Comments:

At 12:50 AM, Blogger Loca Locura said...

Voy a citra la pregunta de un amigo...
¿Cómo es que Colón "descubrió América, si ya existíamos?

 

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