Tuesday, June 06, 2006

Luchando por la vida


Están en todas partes. Los veo a diario cuando salgo a la calle, en la tele, camino a la oficina, en el bus, dentro del metro, ocultándose bajo la sombra de los paragüitas de los café's, en la fila del súper, comprando pan en los "forns" catalanes, en los puestos de frutas y verduras, acariciando a sus mascotas, vigilando la ciudad desde sus balcones, buscando lo que no se les ha perdido y olvidando lo que tienen. Son ancianos y ancianas que viven al filo de dormir para siempre, de caer en un letargo eterno y soñar sobre cuando eran jovenes.

Pero mientras vida tengan, han infestado las aceras, los parques, te clavan la mirada, te observan con nostalgia y hasta con desprecio. Caminan despacio aprovechando el poco tiempo que les queda. Dan pasos cortos para evitar caídas que puedan destrozar modelos de huesos que ya no se fabrican. Y lo peor de todo es que andan armados. Llevan empuñado bajo las palmas de sus manos unos bastones elegantísimos, con cabeza de pato en bronce y punta de hierro, cual soldado y su fusil preparado para una guerra existencial.

No se rinden ante los quebrantos, echan a un lado la modernidad, comentan vivamente el pasado y añoran aquellos años de "fuego uterino y virilidad". Para ellos, la juventud no es una moda que ha ido cambiando. La juventud es un estado que te cambia. No comprenden las tendencias ni los rigores sociales, si en su tiempo ellos vivieron cada cosa en su momento. Los ancianos deleitan sus vistas con los ombligos y las tetas expuestas, pero a su juicio la mujer debería guardar mejor sus secretos y encantos para siquiera tener (en el acto) algún efecto sorpresa. Las ancianas también deleitan sus vistas con los ombligos y las tetas expuestas, pensando por qué carajos no exhibieron sus cuerpos cuando estaban así, tonificadas y esbeltas, y no como ahora, flácidas y arrugadas.

Cuando muchos piensan lo bella que es la vejez, estos abuelitos y abuelitas esperan ansiosamente por un juicio honesto contra sus glaucomas, diabetes, alzheimer's e incontinencia urinaria. Todo es muy bonito hasta que ya no se puede más. Sin embargo saben endurar la pelea. Recorren media Barcelona con su tanque de oxígeno "carry on", o en su defecto el brazo de una "cuida-viejos" colombiana que los limpia y les da de su compañía.

Algunos son decrépitos, otros simples viejitos cansados, pero todos participan en un maratón lento hacia el final. Una vida que parece ir al revés, y que termina por donde se comienza. Los ancianos y las ancianas, increíblemente y a pesar de tantas décadas, todavía toman de esta vida su pedazo del bizcocho. Y a seguir soplando velas.

1 Comments:

At 6:07 AM, Anonymous Anonymous said...

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