Monday, August 07, 2006

Nueve años


Justo en el momento que gritó mi orden supe inmediatamente su procedencia.

-"¡Un bí kín completo con queso!. ¿De que sabor tú quiere el refreco"?

Me quedé mirándola fíjamente, descubriendo en sus ojos la hambruna de su niñez, los trastornos por dormir sin luz eléctrica y con un mosquito zumbando melodías a su oído. El color de su piel es inconfundible al resto de los vikingos albinos que esperan su ración de calorías "hamburguesadas". La nariz perfila otro contorno, mucho más elaborado, con curvaturas y círculos definidos. Ni es negra ni es amarilla. No es blanca ni rosadita. Es "trigueña" aunque el color dorado del trigo en su piel no existe, y entonces florece el cobre.

-"Tú ere dominicana?" le pregunto muy seguro.

Sonríe con un temor que corta la grasa de las patatas fritas y la amabilidad del servicio al cliente. Contesta "sí".

-"Sor der Sur" me dice, con una pronunciación que me hace pensar en un Sur muy profundo, de Hondo Valle, El Cercado o Vallejuelo. Imagino las casitas de palo empañetadas con latones oxidados de aceite, techos de hojas y piso de polvo. Imagino su acueducto sureño como un tanque de 55 galones de agua sucia, con proteínas de larvas y fondo de renacuajos.

-"¿Y qué tiempo llevas en España?" inquirí curiosamente.

-"9 año tengo aquí ya, sin habé vuerto pá mi paí"

¿¡Nueve años!? ¡Madre mía! ¿¡Nueve años en Burger King, o fregando platos, o lustrando suelos, o complaciendo deseos carnales!? No podía ser. Me costó mucho comprender cómo esta mentalidad caribeña podía soportar 9 inviernos, 9 veranos, 9 primaveras, 18 temporadas de rebajas y, sin temor a equivocarme, unos cuchucientos mil quinientos insultos raciales.

Fue cuando entonces pensé que yo mismo estaba allí bajo circunstancias parecidas, ilusiones semejantes y anhelos idénticos. En esa milésima de segundo recordé que también formo parte de las estadísticas de los periódicos, cuando en sus letras queda prensado el asombro ante los millones de inmigrantes. Yo también estoy aquí en busca de lo mismo, del sueño americano en Europa, de lograrlo y algún día volver a la isla sin ni siquiera haber empezado.

La frase "una oferta trez, con patataz medianaz y fanta de naranja" me trajo de vuelta. Sosteniendo entre mis dedos la factura de mi orden, había olvidado completamente mi razón de estar allí. Y la dominicana seguía cantando "combos".

1 Comments:

At 8:57 PM, Blogger Leonardo Trincado said...

Bueno,

El Burguer King es mi sitio de comida rápida favorito... pero yo me pido un Whopper Doble con Queso sin cebolla...

Normalmente es así, cuando dos personas del mismo origen prueban suerte en el extranjero forman parte de números macabros y aveces tendensiosos, sin embargo, obetener la utilidad de la situación no te fué tan difícil, porque a pesar de que pude parecer un abismo entre la sureña y tú ambos de alguna manera hacen patria lejos de ella, aguantando en forma estoica los embates y disfrutando esos momentos de alegría y nostalgia. Por un momento me sentí en el mostrador mirando la escena, excelente trabajo!

 

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