Tuesday, August 29, 2006

HAPPINESS

La felicidad que se esconde.
La sonrisa que brota.
Los ánimos que animan.
La verdad que se acomoda.
Andar para saber.
Anhelar y poseer.
Mérito inmerecido.
Temor compartido.
Miedo al éxito.
Excitar por complacer.
Dudas que abruman.
Vaga incertidumbre.
Preguntas inciertas.
Respuestas peores.
Personas que mueren.
Bríos que nacen.
Lluvia de ideas.
Desierto de sangre.
Polvo en la frente.
Sal en los ojos.
Piel que se cuece.
Escarcha en la mente.
Obligaciones diarias.
Rutina desmedida.
Horarios que cumplen.
Tiempos quemados.
Juicios de fondo.
Fosas de testigos.
Mentiras poderosas.
Miradas fugaces.
Tentaciones banales.
Diferencias irreconciliables.
Triunfar en la meta.
Perder la cuenta.
Palabras que callan.
Silencios que hablan.
Corazón que late.
Respirar profundo.

life.make.belief.promise.do.hate.love.faith.doubt.grateful.smile. HAPPINESS

Monday, August 07, 2006

Nueve años


Justo en el momento que gritó mi orden supe inmediatamente su procedencia.

-"¡Un bí kín completo con queso!. ¿De que sabor tú quiere el refreco"?

Me quedé mirándola fíjamente, descubriendo en sus ojos la hambruna de su niñez, los trastornos por dormir sin luz eléctrica y con un mosquito zumbando melodías a su oído. El color de su piel es inconfundible al resto de los vikingos albinos que esperan su ración de calorías "hamburguesadas". La nariz perfila otro contorno, mucho más elaborado, con curvaturas y círculos definidos. Ni es negra ni es amarilla. No es blanca ni rosadita. Es "trigueña" aunque el color dorado del trigo en su piel no existe, y entonces florece el cobre.

-"Tú ere dominicana?" le pregunto muy seguro.

Sonríe con un temor que corta la grasa de las patatas fritas y la amabilidad del servicio al cliente. Contesta "sí".

-"Sor der Sur" me dice, con una pronunciación que me hace pensar en un Sur muy profundo, de Hondo Valle, El Cercado o Vallejuelo. Imagino las casitas de palo empañetadas con latones oxidados de aceite, techos de hojas y piso de polvo. Imagino su acueducto sureño como un tanque de 55 galones de agua sucia, con proteínas de larvas y fondo de renacuajos.

-"¿Y qué tiempo llevas en España?" inquirí curiosamente.

-"9 año tengo aquí ya, sin habé vuerto pá mi paí"

¿¡Nueve años!? ¡Madre mía! ¿¡Nueve años en Burger King, o fregando platos, o lustrando suelos, o complaciendo deseos carnales!? No podía ser. Me costó mucho comprender cómo esta mentalidad caribeña podía soportar 9 inviernos, 9 veranos, 9 primaveras, 18 temporadas de rebajas y, sin temor a equivocarme, unos cuchucientos mil quinientos insultos raciales.

Fue cuando entonces pensé que yo mismo estaba allí bajo circunstancias parecidas, ilusiones semejantes y anhelos idénticos. En esa milésima de segundo recordé que también formo parte de las estadísticas de los periódicos, cuando en sus letras queda prensado el asombro ante los millones de inmigrantes. Yo también estoy aquí en busca de lo mismo, del sueño americano en Europa, de lograrlo y algún día volver a la isla sin ni siquiera haber empezado.

La frase "una oferta trez, con patataz medianaz y fanta de naranja" me trajo de vuelta. Sosteniendo entre mis dedos la factura de mi orden, había olvidado completamente mi razón de estar allí. Y la dominicana seguía cantando "combos".

Tuesday, August 01, 2006

Por los siglos de los siglos, Colón



Miguelito vive en los Tres Ojos. Su mamá es lavandera (oficio en desaparición) y su papá no existe. Ayer desayunó un huevo duro con sal y limón. Las horas del día transcurrieron sin nada para echarle al estómago, salvo una fundita de agua que le regaló el vendutero cuando se percató que el color café con leche del niño se derretía con el Sol. Al caer la noche, Miguelito compartió un vaso de avena con su hermana mayor. Así pasa sus días y sus noches. Apenas tiene 8 años y nunca ha visto el cielo iluminado por la cruz de la inmensa mole de cemento. Por las mañanas Miguelito corretea en la enorme plazoleta que sirve de falda al gran monumento. Sabe que acoge como última morada los restos de un tal Colón, que vino de lejos, montado en carrozas de agua como un dios supremo, y terminó aquí metido, entre plexiglass, mármoles y azulejos.

Jordi vive en Les Corts. Su mamá es enfermera (oficio en decadencia) y su papá es cerrajero. Ayer desayunó una ensaimada de cabello de ángel con un zumo de melocotón. Pasó las horas del día viendo tele, jugando nintendogs y revisando en internet su correo. Al caer la noche, Jordi compartió patatas y huevo con toda su familia en la mesa. Así pasa sus días y sus noches. Tiene 8 años y no sabe que en el mundo hay niños que se acuestan sin cenar. Por las mañanas Jordi va al Cole y recibe clases de historia. Le han dicho que el mundo es redondo, y que un señor llamado Cristóbal Colón (muy posiblemente oriundo de Cataluña, que hablaba catalán y odiaba a los madrileños) fue quien descubrió a América. Sabe que existe (porque lo ha visto) un enorme obelisco que tiene sobre la punta al marinero en falda, señalando un vacío infinito, y que sus cenizas las veneran en la Catedral de Sevilla porque así lo han demostrado unos científicos, mediante pruebas de carbono 14 en los calzoncillos del Almirante.

La verdadera historia es que, al morir Colón, su nuera María de Toledo inhumó su cuerpo para practicar actos necrófilos con el. Al percatarse la Corona, María huye de España con todo y sarcófago evitando la pena de muerte por incurrir en vandalismos sexuales. Buscando un destino paradisíaco, la Toledo recuerda su corta estancia en las laderas del Ozama y decide regresar con premura. Durante el trayecto, se termina la leña que enciende la hoguera para calentar a la tripulación de las frías corrientes de viento oceánico. Es entonces cuando, como última y dolorosa decisión, incineran el cadáver fétido de Cristóbal justo antes de llegar a las costas de Sans Soucí. Para que nadie se enterase de la aberración, María de Toledo ordena esconder las cenizas del Virrey de las Américas en una caja de zapatos de plomo, ubicándola en el extremo derecho del altar de la Primada Catedral. La urna rezaba: "Por los siglos de los siglos, Colón."

"Somos un agujero en medio del mar y el cielo 500 años después. Una raza encendida, negra, blanca y taína. ¿Pero quién descubrió a quién?" prestado de Juan Luis Guerra.