Thursday, July 27, 2006

Binbín artístico



Recuerdo que cuando visitaba los parques de la Plaza de la Cultura (antiguos jardines de R. Leonidas T. Molina), siempre me topaba con una loca que decía estudiar los huesos de pollo. La mujer, que parecía un trapito de cocina, tenía la vida curtida. Pero su hobby de criminología sobre el deceso de gallinas y su estructura ósea la mantenían seriamente ocupada. Y así podríamos escribir cientos de anécdotas sobre locos particulares, personas que no tienen otro oficio al qué dedicarse, y cuyas vidas le han devuelto la cara más sucia de la moneda.

Sin embargo, en medio de este trajín de vida, hay ciertos dementes que buscan otros tipos de pasatiempos. Mientras mueren los niños libaneses, entretanto sube el barril de petróleo y baja la popularidad de Bush, Evo y Calderón, hay un loco australiano que pinta cuadros con su pene. Ni perderé tiempo en escribir su nombre, pero sí en el apodo que lleva: "Prickasso" (¿As in prick, asshole?).

Este pincel de carne humana delínea rostros, oscurece sombras y dibuja con inusual detalle la imaginación de un maricón autodidacta, que en vez de servir a los cuerpos de paz, busca su espacio publicitario mediante la pictografía fálica. Y peor aún, sus obras se cotizan desde los $250 turuluses verdes.

¿Qué le dirá su urólogo cuando le encuentre pintura de aceite hasta en los testículos? ¿Cuál será el cuadro clínico de una irritación por acuarela en el tracto urinario? ¿Qué niveles de salpullido puede ocasionar un arcoiris de colores pasteles, tierra, primarios y secundarios? Y no pensemos en la superficie rugosa del canvas, por donde pasa la sensible cabeza del binbin artístico...

Eso es lo que se llama dar brocha.


Monday, July 24, 2006

Encantos de morena

Ella no tiene nada de especial. Tiene la apariencia de una salonera cualquiera. Labios carnosos, en ocasiones cenizos, pero la mayoría de las veces en tono rojo encendido. Lleva el cabello con su desrizado común, suponiendo un peinado de casco de motor. Ojos negros y hundidos, con mirada cercenadora, aunque a veces sonríen con malicia. Y del cuerpo ni hablar. No tiene los encantos africanos que buscan todos. No lleva las tetas de las mujeres de National Geographic, con perforaciones en los pezones ni anillos concéntricos que los presionen. Tampoco guarda mucha destreza con encantos traseros (y si los tuviera no sabría usarlo ni asegurarlo tan bien como J.Lo)
Pero la Condoleezza tiene su sazón. Es una morena con "feeling". Está en los lugares precisos y en los momentos más (in)adecuados. Yo la describiría como la "Reina Negra" en el juego de cartas de Georgie Bush. No es su arma letal, pero es su arma de desarme. Condoleeza se convierte en la avanzada presidencial para advertir lo que viene detrás.
Puede ser que ayer estuviera en Chávezlandia, y fuera llamada "Condolencia"; hoy está en Beirut buscando un alto al fuego mientras consigue un contrato de compra de misiles para Israelíes. No se asusten si mañana la ven en FUNGLODE oyendo teorizar a Leonel, con persistentes interrupciones de Agri-pi-pino Nú-nú-núñez, sobre cómo manejar la violencia.
Yo me muero por verla bailando bachata, extasiada por descubrir las raíces que pintan su piel de negra. Me muero por verla bebiendo a pico de botella, negociando en una mesa de tabla sobre un piso de cemento frotado, en sillas de guano, rodeada de hombres que la desean.
Deja en el armario tus trajes de despacho. Guarda para siempre los tacos y las chaquetas. Queremos, Condoleezza, que muestres tus encantos de morena.

Tuesday, July 18, 2006

Ay! lo dijo!






Es todo lo que es. Una mierda. Y lo dijo Bush. Y Blair lo escuchó bien. Todo dentro del marco de una Cumbre del G-8. Angela Merker estaba frente a el, Putin se comía las uñas a su izquierda y Tony se arreglaba la corbata. ¿Y qué? Georgie tiene razón. Esto es una mierda. Que se dejen de vaina y de Consejos de Estado para combatir sentados la violencia. It´s all a crock of shit. Las ruinas del Líbano arden. El lloro incesante de niños se apaga y los misiles no paran de llegar. Es una mierda. Los cuerpos de los dos soldados israelíes secuestrados maduran seguros en la pudredumbre, pero en el nombre de Alá los quieren rescatar. ¿Y después qué? ¿A celebrar la mutilación de libaneses?
El mundo está en guerra. Estos días parecen más una locación de filmación para "Indiana Jones 4 y el Templo Sagrario del Barril de Petróleo" que una fría guerra que calienta poco a poco los ánimos kamikaze. Ya verán. Cuando el fuego, la sangre y los gritos se confundan de fondo con la Puerta del Sol, la Tour Eiffel, el Palacio de Buckingham o la Plaza Roja, hablaremos en inglés. Ya no quedan Torres Gemelas que derribar pero faltan lágrimas por derramar.

Los Hezbolá son unos sindicalistas y andan en busca de lo suyo. Bush lo dijo clarito, mientras untaba mantequilla a un pancito de buffet. Cut the crap. Stop the war. Including yours, Mr. George. Ay! lo dije yo!

Wednesday, July 12, 2006

Servicio al cliente

Marco el número de servicio al cliente.

"Pulse 1 si es cliente. De lo contrario pulse 2" dice la doña con voz de máquina.

Presiono 1.

"Digite su número de teléfono" dice ahora la doña.

Lo digito.

"Si usted pertenece a las Comarcas de Navarra o Páis Vasco presione 1. De lo contrario presione 2" me indica una vocecita electrónica diferente, pero igual de española.

Presiono 2.

"Diga cuál es su problema" vuelve la voz de la doña.

("Mi problema es que tengo dos semanas sin internet...coño!" pienso y qusiera decir).

"Avería" digo.

"Espere mientras le atiende uno de nuestros representantes del departamento técnico" dice la voz de la doña con un optimismo computarizado. Entretanto suena "My way", con estilo melódico de camión dando para atrás.

Espero 35 segundos....56 segundos....minuto 15....minuto 40....

"Hola, le habla Marc, ¿tiene usted algún problema?" me pregunta un vivo como si yo fuera pendejo.

("Claro coñaso que tengo un problema. Les pago por un mardito servicio de internet que no tengo!" quisiera gritar).

"Sí, gracias Marc, fíjate tengo ya dos semanas sin el servicio de internet wifi en mi piso y creo que es un problema con la cajita" le digo bien "polite".

"¿Ha verificado que todo está bien conectado?" me pregunta como si fuera idiota.

("No, perdona, es que yo de esto no sé nada. Soy un negrito extranjero recién salido de una isla con taparrabo, que no conoce estos menesteres tecnológicos de ustedes las razas superiores. Buen maricón." pienso en mis adentros)

"Sí, todo está bien conectado" respondo.

"Entonces reinicie su ordenador" me dice.

("Jodío epañol del carajo! ¿Tú no entiende quel problema no es mi computadora? La vaina es que la cajita de mierda no prende la lucecita que se supone é de interné, coñasasaso" quisiera gritar de nuevo)

"Lo que sucede Marc es que la caja que emite la señal de internet tiene apagadas las luces que indican el servicio adsl. El problema no es mi ordenador" respondo con una calma desesperante.

"De todas formas debe reiniciar el ordenador para comprobar dónde está la avería" vuelve a repetir el imbécil.

("Ven acá, ¿tú lo que quieres es joderme a mí? ¿Tú no sabes que yo te toy llamando dede un teléfono celular y que los minutos sangran aquí con las llamadas? No te lo voy a decir dos veces: el fucking problema no es mi laptop, el fucking problema lo tienen ustedes coño, que no saben dar atención al cliente. Hace rato debieron mandar dos marditos técnicos para que revisen ete diparate. E má, ete mé de julio no voy a pagá el jodío servicio del carajo. Así no se puede!" intento verbalizar)

"Está bien, lo reiniciaré. Quiero que sepas que estoy haciendo la llamada desde mi móvil y es muy posible que se me termine el saldo, en caso de que la conversación se tranq...-Su saldo está a punto de agotarse. Your credit is about to expire. Para continuar esta llamada, recargue su teléfono móvil en cualquier punto vodafón-"

("@!#$%&#¡@&%!#")

P.D.
Todavía sigo sin internet

Saturday, July 01, 2006

El sabor de un recuerdo


Es como un viaje al pasado. Casi como despertarme en el Valle de Constanza, en la casa de ladrillo y cemento del matrimonio Waki, junto al olor de las fresas, del jardín japonés y de los esparragos. Es como cerrar los ojos y estar allí, hace 18 años, como si el tiempo se detuviera y Don Hitoshi aún estuviera vivo. Pero son esos espárragos, de figura particularmente llamativa, como si fueran crayolas verdes de punta gorda, que me han transportado desde la costa Ibérica hasta el centro de Quisqueya. Y quizás la preparación haya sido diferente. En esta ocasión no rebosan en aceite y ajo. Hoy se confunden con la pasta, y nadan en salsa de crema de leche, pero me da igual. Es un sabor que me lleva, es un olor familiar. Algo tan sencillo como su preparación (cortándoles el tallo en el punto que se parten) me unen a la cocina de mi mamá. Y así otras simplezas que te hacen quién eres, y te acuerdan quién fuiste.

Así sucede con las pastillas de regaliz, las cajitas de "uvas" pasas, el agua con anís, las mentas valdas, las colillas de cigarrillos pagadas a 50 centavos y el forro plástico de un asiento trasero. Los sentidos se asocian a la memoria y al impacto que haya tenido un olor, un sabor y una textura. Todo en la vida queda sellado, como un enorme reloj existencial para "ponchar". Al final sólo nos queda eso. Vivir. En este caso fueron los espárragos que me hicieron recordar.