Friday, June 30, 2006

Los dueños de un circo malabarista llamado Dominican "Blackpeople" Republic




Se dan cita en el Palacio de Justicia, en el Palacio Presidencial y en el Palacio de la Policía (el de la Navarro). Se estrechan manos, apretones en la espalda, "beshotes preshoshísimos" y hasta se cortan miradas que hablan por sí solas. Se cruzan insultos, se halagan los respectivos "liftings", se alegran hipócritamente y se desean maleficios entre unos y otros. Son empresarios, faranduleros, políticos, banqueros, sinverguenzas, tetudas y cueros. No tienen escrúpulos para robar, corromper, burlar, fornicar, criticar, enjuiciar y abusar. Malgastan mi tiempo, el tuyo, pero nunca el de ellos (pues cumplen su propósito de jodernos). Invierten mi dinero, el tuyo pero nunca el de ellos (pues compran pendejadas para jodernos de nuevo). Llenan nuestras primeras planas, la revista Hola en Sociedad, cócteles, moteles y cuevas para figurear y estar en el medio. Dicen de todo y no dicen nada. Prometen tapar los hoyos (callejeros y financieros) pero la mierda vuelve a aflorar.

Estos son los malabaristas de la Dominican -Blackpeople- Republic, una mezcla de blancos, negros, mulatos, indios y taínos (ricos, pobres y padres de familia), guapos de Gurabo, comesolos de Villa Juana, Vicini de Ingenios y Diputados de Capotillo (no de pacotilla). Esta raza olvida muy pronto el próximo acuerdo con el FMI, la violencia que crece como la espuma y sabe a chocolate amargo, el analfabetismo y su desayuno escolar, los apagones, lo linda que está en el tope la tasa de cambio, el subibaja que tiene el barril de oro negro (sin fuinfuan), la historia sin fin del DR-Cafta, y otro sinfin de acrobacias en este circo de suciedad.


Tuesday, June 20, 2006

Amorosa, una y otra vez...

Nunca te conocí, y sin embargo mis documentos de identificación llevan tu apellido como una forma de complementar mi nombre.
S T U R L A. Su procedencia gramatical se vincula a países como Islandia y Noruega, pero mi familia sueña con tus raíces ancestrales en Arenzano (Génova, Italia). Inclusive tenemos las actas de nacimiento, bautizo y defunción de todo un siglo para comprobarlo. Apellido de rico y vida de jodido. Toda una parafernalia que culminó su ciclo en Santo Domigo, donde a pesar de las décadas, hay quienes te recuerdan y te honran con respeto y devoción por las risas que causaste, los eventos que animaste y por la música que compusiste para enamorarlos.
Ese orgullo aún vive para mi familia, guardado en un clóset con todas tus guitarras, acordeones, violines, películas, apuntes; y también vive para mi país, en un disco sinfónico que editarán bajo la magia del arreglista José Antonio Molina (el hijo de Papá Molina, aquél músico predilecto del Chivo). Sin duda tu pieza más universal, AMOROSA, será requetegrabada de nuevo para deleitar los gustos del mundo. Cuando la vida es tan corta/chiquita/mimada/Cuando tus labios me ofrecen la dicha soñada/...
Me faltó conocerte, cuestionarte, y quizás hasta imitarte. Me faltó disciplina, interés, continuidad. Quisiera saber más del "entrañable" compositor. Quisiera preguntarte sobre tus pentagramas, hacia dónde volaban tus canciones, qué te emocionaba de Juan Marichal y qué tan azules eran los ojos de tu adorada Elvira. Sueño con la ilusión de documentarte, de reflejarte en video, de darte vida nuevamente. Ojalá tu memoria no muera con la mía. Espero tener, en el fondo de mi ser, un poco de tu carisma.
Para Salvador Sturla - Chuchi -,
de tu biznieto.

Saturday, June 17, 2006

Blogqueado



La rutina hace la causa. El abandono se ahoga en olvido. El tiempo transcurre, y así pasa la fiebre. Esto de escribir tiene sus trucos, su metodología y sus aciertos. He perdido de vista la musa del teclado, el "Plan" me lleva de vuelta y media, y la presentación este jueves tiene un sentir "corporate" que terminará en la calificación para aprobar este máster catalán.

Quiero hablar de todo, de la gente que veo en la línea roja, en la verde, en la azul. De lo aburrido que es actualizar base de datos, de la libertad que se siente no tener clases, de la nostalgia de saber que ya esto casi termina, de las putas africanas en La Rambla, de los locos que hablan solos en la esquina.

La Rosario canta su marcha en la tele ("marcha, marcha, queremos marcha, marcha!"). Todo a su momento. Por ahora, yo estoy blogqueado.

Friday, June 09, 2006

Esperándome aquí



Es algo que no puedo describir con palabras, ni siquiera con letras en esta bitácora virtual. Fue una sensación que me subía desde los pies, pasando por mis entrañas, deleitando mis ojos y excitando a mis dedos. Destaparlo fue como una primera vez (y en realidad lo era). Desde 1994 soñaba con la esperanza de ser rescatado. Tenía 12 años que nadie le ponía una mano encima, y a pesar de mi atrevimiento en abrirlo, todavía no ha sido tocado debidamente. Tanto su forma como lo que significa para mí es satisfactorio. Saber que soy su dueño, que me pertenece, es una razón para vanagloriarme.

Barcelona me ha dado muchas cosas buenas, momentos especiales, con ella, y ahora esto.

Lo desfloré sin remordimiento. Quería ser el primero.

Ayer mismo le quité el plástico de fábrica a un long play (disco de pasta, LP o galletita sonora) al álbum "Fogaraté" del inmenso maestro Guerra.

Nuevecito de cajeta había dejado al Karen del Conde, más de una década musical atrás, para esperarme aquí.



Postdata.
Otros hermanos (en el mismo formato) se unen regocijados: "Ojalá que llueva café" 1989; "Bachata Rosa" 1990; "Areíto" 1992.

Tuesday, June 06, 2006

Luchando por la vida


Están en todas partes. Los veo a diario cuando salgo a la calle, en la tele, camino a la oficina, en el bus, dentro del metro, ocultándose bajo la sombra de los paragüitas de los café's, en la fila del súper, comprando pan en los "forns" catalanes, en los puestos de frutas y verduras, acariciando a sus mascotas, vigilando la ciudad desde sus balcones, buscando lo que no se les ha perdido y olvidando lo que tienen. Son ancianos y ancianas que viven al filo de dormir para siempre, de caer en un letargo eterno y soñar sobre cuando eran jovenes.

Pero mientras vida tengan, han infestado las aceras, los parques, te clavan la mirada, te observan con nostalgia y hasta con desprecio. Caminan despacio aprovechando el poco tiempo que les queda. Dan pasos cortos para evitar caídas que puedan destrozar modelos de huesos que ya no se fabrican. Y lo peor de todo es que andan armados. Llevan empuñado bajo las palmas de sus manos unos bastones elegantísimos, con cabeza de pato en bronce y punta de hierro, cual soldado y su fusil preparado para una guerra existencial.

No se rinden ante los quebrantos, echan a un lado la modernidad, comentan vivamente el pasado y añoran aquellos años de "fuego uterino y virilidad". Para ellos, la juventud no es una moda que ha ido cambiando. La juventud es un estado que te cambia. No comprenden las tendencias ni los rigores sociales, si en su tiempo ellos vivieron cada cosa en su momento. Los ancianos deleitan sus vistas con los ombligos y las tetas expuestas, pero a su juicio la mujer debería guardar mejor sus secretos y encantos para siquiera tener (en el acto) algún efecto sorpresa. Las ancianas también deleitan sus vistas con los ombligos y las tetas expuestas, pensando por qué carajos no exhibieron sus cuerpos cuando estaban así, tonificadas y esbeltas, y no como ahora, flácidas y arrugadas.

Cuando muchos piensan lo bella que es la vejez, estos abuelitos y abuelitas esperan ansiosamente por un juicio honesto contra sus glaucomas, diabetes, alzheimer's e incontinencia urinaria. Todo es muy bonito hasta que ya no se puede más. Sin embargo saben endurar la pelea. Recorren media Barcelona con su tanque de oxígeno "carry on", o en su defecto el brazo de una "cuida-viejos" colombiana que los limpia y les da de su compañía.

Algunos son decrépitos, otros simples viejitos cansados, pero todos participan en un maratón lento hacia el final. Una vida que parece ir al revés, y que termina por donde se comienza. Los ancianos y las ancianas, increíblemente y a pesar de tantas décadas, todavía toman de esta vida su pedazo del bizcocho. Y a seguir soplando velas.