El último Embajador Argentino
Labels: argentina, dominicana, embajador, roballo
A little about nada. Mucho sobre everything. Day and noche, hours y minutos, months and días. Yo pretendo give to those que me dan a diario algo to comment sobre las cosas that I see. Puede ser en english, or it could be in spanish. Pero lo que siento, what I really feel, is going to be in Spanglish Version.
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La vida es un constante caminar, una serie de pasos que llevan a un lugar. Life is sometimes challenging. Other times it just plain stinks. Caminamos por un pasillo universal sin muchas veces haber prestado atención a las direcciones brindadas. Oímos consejos (porque no escuchamos), decimos cualquier disparate (porque tampoco comunicamos) y hacemos lo que nos viene en ganas (porque siempre, siempre está primero el yo que el nosotros).

¿Quién me lee y quién me escribe? Al olvido ha caído esta libreta online, donde mis pensamientos se esfumaban y todo parecía tener sentido en cada post. ¿Quién me lee y quién me escribe?, cuando ya el tiempo no da ni para mí, cuando tengo que ir de aquí para allí y de allí para ninguna parte. ¿Quién me lee y quién me escribe? Los meses no se detienen, siguen su curso de días, fechas y semanas, para completar medio año insensible. Nadie me lee y nadie me escribe, al parecer por falta de inspiración, retraso en manutención y homicidio de letras en este blog. ¿Quién quisiera leerme y quisiera escribirme?, si vivo ermitañado entre paredes, encerrado en un mundo pasivo, rutinario, en descuido. ¿Quién me lee y quién me escribe?, cuando todo parece circular en un remolino fantasioso, en forma de caracol, fuera del mar y ahogado en arena de sal. Nadie me lee y nadie me escribe, sin dejar rastros, borrando huellas y almacenando deseos ingratos.



Claudia inclina su cabeza para mirar dentro del foso. Yo la imito e inmediatamente viene a mi memoria la tumba de Bonaparte en el recinto de Les Invalides en Francia, pero sin las condiciones magistrales ni la madera preciosa ni mucho menos la solemnidad. Pero ahí están ellos, los tres Padres patrióticos: el rico, el blanco y el feo. Sudaron la inteligencia, derramaron pólvora de coraje al disparar la independencia y mancharon con sangre valiente nuestra libertad. El rico murió pobre y exiliado; el blanco fue arrastrado por disentería; y el feo, con la gallardía de ser negro, atrapó en su pecho las municiones de plomo del fusilamiento.





Todo héroe tiene su villano. El ying encuentra su balance en el yang. Aunque el blanco y el negro se equilibran en el cosmo universal, en República Dominicana se convierten en sinónimo de rechazo racial. Saymon/Simón says puedes entrar. Saymon/Simón says tú vas a traficar. Todos van a pagar. Lo divertido es que no dije Saymon/Simón says.
Eran tres y dos. Like Clint Eastwood in “Dirty Harry” and Alan Rickman as “Hans Grüber”. Intentaban robarse la yipeta del suegro forzando la cerradura de atrás, until two undercover cops came along riding a scooter. Los primeros tres sobaron y los policías se percataron. “Bang!” sonó uno, “bang!” sonó otro, “bang!” y ya son muchos. The officers in civilian clothes ran for cover escondiéndose detrás de los zafacones. “Me pelé el codo” le escuché decir a uno. “Fue cuando me tiré al piso” dijo. The three bandidos left the crime scene burning rubber in a japanese-made car. Seguro que era un Toyotica Corolla ’92 ó ’94. Probably stolen. De pronto aparece una Hummer (que no lo era). A good samaritan got a good look at the license plate. “Apunté la placa, le cogí la placa del carro en que se fueron” gritaba con alegría y miedo. Y de pronto comenzaron a salir los vecinos from the first floor, second floor, fourth floor, second building. Todos estaban afuera en la escena del crimen. Y los dos primeros comenzaron a señalizar los casquillos en el parqueo, en la tarvia, en la cuneta. Faltó la cinta amarilla DO NOT CROSS pero eso aquí es invitar a pasar. Entre las cuñadas, mi Claudia, el William, la Luna, sus Zoilas, nos tropezábamos unos a otros intentando evitar entorpecer las evidencias. Fingerprints on the Montero were at the glance of the eye. “Estamos esperando una patrulla para que venga a recoger las pruebas” dijeron. “I heard at least ten shots” said one neighbor and only 4 bullet casings on the floor. When the squad car came with two more policemen they asked “¿Hay heridos?, porque si no hay heridos aquí no hay nada que hacer”. A white piece of paper is all it took to pick up the casquillos. Los envolvieron con la hoja de mascota y se lo empuñaron en el bolsillo. And as fast as it started it ended. Los disparos quedaron en la memoria de un vecindario sin seguridad, sin rejas ni watchman ([goo-wah-chee-man]). Everybody went about their business y mi suegro seguía gozando un juego 7 a 2 en Macorís. Así de fácil son los tiroteos en mi país.
Mi blog canta:



To remember my first few months in Barcelona is to go back in time when I had to wake up for an early show stravaganzza in a classroom full of women (in a master nobody clicked to or expected to get any better). With my cellphone-alarmclock and it’s electronic “Vienna Waltz” I’d jump in the shower and sign the assistance sheet right in the nick of time. Unbeknownst to me a larger force was going to change completely my sleeping schedule and routine...every hour of the day.

La felicidad que se esconde.

Miguelito vive en los Tres Ojos. Su mamá es lavandera (oficio en desaparición) y su papá no existe. Ayer desayunó un huevo duro con sal y limón. Las horas del día transcurrieron sin nada para echarle al estómago, salvo una fundita de agua que le regaló el vendutero cuando se percató que el color café con leche del niño se derretía con el Sol. Al caer la noche, Miguelito compartió un vaso de avena con su hermana mayor. Así pasa sus días y sus noches. Apenas tiene 8 años y nunca ha visto el cielo iluminado por la cruz de la inmensa mole de cemento. Por las mañanas Miguelito corretea en la enorme plazoleta que sirve de falda al gran monumento. Sabe que acoge como última morada los restos de un tal Colón, que vino de lejos, montado en carrozas de agua como un dios supremo, y terminó aquí metido, entre plexiglass, mármoles y azulejos.
Jordi vive en Les Corts. Su mamá es enfermera (oficio en decadencia) y su papá es cerrajero. Ayer desayunó una ensaimada de cabello de ángel con un zumo de melocotón. Pasó las horas del día viendo tele, jugando nintendogs y revisando en internet su correo. Al caer la noche, Jordi compartió patatas y huevo con toda su familia en la mesa. Así pasa sus días y sus noches. Tiene 8 años y no sabe que en el mundo hay niños que se acuestan sin cenar. Por las mañanas Jordi va al Cole y recibe clases de historia. Le han dicho que el mundo es redondo, y que un señor llamado Cristóbal Colón (muy posiblemente oriundo de Cataluña, que hablaba catalán y odiaba a los madrileños) fue quien descubrió a América. Sabe que existe (porque lo ha visto) un enorme obelisco que tiene sobre la punta al marinero en falda, señalando un vacío infinito, y que sus cenizas las veneran en la Catedral de Sevilla porque así lo han demostrado unos científicos, mediante pruebas de carbono 14 en los calzoncillos del Almirante.
La verdadera historia es que, al morir Colón, su nuera María de Toledo inhumó su cuerpo para practicar actos necrófilos con el. Al percatarse la Corona, María huye de España con todo y sarcófago evitando la pena de muerte por incurrir en vandalismos sexuales. Buscando un destino paradisíaco, la Toledo recuerda su corta estancia en las laderas del Ozama y decide regresar con premura. Durante el trayecto, se termina la leña que enciende la hoguera para calentar a la tripulación de las frías corrientes de viento oceánico. Es entonces cuando, como última y dolorosa decisión, incineran el cadáver fétido de Cristóbal justo antes de llegar a las costas de Sans Soucí. Para que nadie se enterase de la aberración, María de Toledo ordena esconder las cenizas del Virrey de las Américas en una caja de zapatos de plomo, ubicándola en el extremo derecho del altar de la Primada Catedral. La urna rezaba: "Por los siglos de los siglos, Colón."
"Somos un agujero en medio del mar y el cielo 500 años después. Una raza encendida, negra, blanca y taína. ¿Pero quién descubrió a quién?" prestado de Juan Luis Guerra.


Ella no tiene nada de especial. Tiene la apariencia de una salonera cualquiera. Labios carnosos, en ocasiones cenizos, pero la mayoría de las veces en tono rojo encendido. Lleva el cabello con su desrizado común, suponiendo un peinado de casco de motor. Ojos negros y hundidos, con mirada cercenadora, aunque a veces sonríen con malicia. Y del cuerpo ni hablar. No tiene los encantos africanos que buscan todos. No lleva las tetas de las mujeres de National Geographic, con perforaciones en los pezones ni anillos concéntricos que los presionen. Tampoco guarda mucha destreza con encantos traseros (y si los tuviera no sabría usarlo ni asegurarlo tan bien como J.Lo)



Los Hezbolá son unos sindicalistas y andan en busca de lo suyo. Bush lo dijo clarito, mientras untaba mantequilla a un pancito de buffet. Cut the crap. Stop the war. Including yours, Mr. George. Ay! lo dije yo!
Marco el número de servicio al cliente.






Es algo que no puedo describir con palabras, ni siquiera con letras en esta bitácora virtual. Fue una sensación que me subía desde los pies, pasando por mis entrañas, deleitando mis ojos y excitando a mis dedos. Destaparlo fue como una primera vez (y en realidad lo era). Desde 1994 soñaba con la esperanza de ser rescatado. Tenía 12 años que nadie le ponía una mano encima, y a pesar de mi atrevimiento en abrirlo, todavía no ha sido tocado debidamente. Tanto su forma como lo que significa para mí es satisfactorio. Saber que soy su dueño, que me pertenece, es una razón para vanagloriarme.
Barcelona me ha dado muchas cosas buenas, momentos especiales, con ella, y ahora esto.
Lo desfloré sin remordimiento. Quería ser el primero.
Ayer mismo le quité el plástico de fábrica a un long play (disco de pasta, LP o galletita sonora) al álbum "Fogaraté" del inmenso maestro Guerra.
Nuevecito de cajeta había dejado al Karen del Conde, más de una década musical atrás, para esperarme aquí.

Postdata.
Otros hermanos (en el mismo formato) se unen regocijados: "Ojalá que llueva café" 1989; "Bachata Rosa" 1990; "Areíto" 1992.

